Nadie está libre de vivir conflictos en el trabajo. Incluso en los mejores equipos es normal que, de vez en cuando, surjan choques que provoquen tensiones. Cuando las personas comparten mucho tiempo y espacio, sus diferentes formas de ser, pensar o trabajar pueden generar fricciones. Sin embargo, lo más importante no es evitarlos a toda costa, sino saber cómo gestionarlos para minimizar su impacto negativo.
No resolver un conflicto en el trabajo de manera adecuada puede dañar la productividad, el clima laboral y la retención de talento en tu empresa. Por eso, como líder o emprendedor, es clave entender los tipos de conflictos, su correcta gestión y las mejores formas de manejarlos. Te lo contamos todo en el post de hoy.
Prácticas en la gestión de conflictos
No es ningún secreto, la gestión de conflictos es una capacidad fundamental para cualquier líder, en el ámbito que sea. Para poder hacerlo, es necesario saber aplicar estrategias y técnicas específicas que conduzcan a la búsqueda de soluciones constructivas que resuelvan los problemas de forma oportuna y efectiva. Pero también implica contar con una serie de habilidades blandas como la empatía, tolerancia, escucha activa y asertividad. ¿Qué puedes hacer para resolver conflictos?
– Establecer políticas y procedimientos. Los encargados de recursos humanos de una empresa deben actuar buscando un ambiente de trabajo saludable. Para ello uno de los pilares es contar con políticas y procedimientos que faciliten la resolución de conflictos. Este debe incluir directrices claras sobre cómo actuar ante situaciones de tensión.
– Fomenta la empatía entre empleados. No podrás evitar todos los conflictos, pero sí puedes trabajar para que surjan menos. Para ello, crea una cultura que valore la diversidad, la inclusión y la empatía; promueve la comunicación abierta y honesta, y el respeto mutuo. En definitiva, un equipo empático es más resiliente ante las fricciones.
– Programas de resolución de conflictos. Los empleados también deben estar capacitados para resolver conflictos, no solo tú. Dales las herramientas necesarias para que sepan cómo manejarlos por sí mismos. Esto puedes hacerlo a través de diferentes programas de capacitación que se centren en el desarrollo de habilidades básicas a la hora de gestionar problemas como la comunicación efectiva, la empatía, la colaboración, negociación, control emocional y flexibilidad.
– Críticas constructivas. A la hora de abordar la resolución de conflictos debes hacerlo de forma calmada y moderada evitando infravalorar a los demás. Escucha atentamente a ambas partes y comprende lo que te tienen que decir, no busques culpables, sino que debes centrarte en la causa y tratar de arreglarlo a través de críticas constructivas que les haga mejorar. Si despersonalizas el conflicto y te mantienes objetivo es más fácil buscar soluciones efectivas.
– Monitorea el entorno. No esperes a que los conflictos estallen, monitorea el entorno de tu empresa para poder adelantarte a ellos. Abre canales internos de comunicación para obtener todo tipo de retroalimentación y poder resolver situaciones que generan tensiones antes de que haya un conflicto. Escucha a todo aquel que tenga algo que decirte y hazle sentir valorado.
Maneras de manejar conflictos
Por otra parte, existen diferentes maneras de abordar y manejar conflictos, cada una con sus particularidades. Conocerlas todas te puede ser de gran ayuda para saber cómo tratar cada problema:
– Arbitraje. Es una técnica idónea para resolver conflictos que necesitan una rápida solución. Implica la intervención de una tercera persona ajena e imparcial que escucha a ambas partes y propone una solución. En este método, cabe la posibilidad de que no todas las partes queden completamente satisfechas con el resultado.
– Facilitación. Es similar al arbitraje, este método también requiere de un mediador. En este caso, su rol es el de guiar el diálogo entre las partes, fomentando un debate sano y constructivo hasta que lleguen a una solución en la que todos estén de acuerdo.
– Negociación. Esta técnica se centra en intentar que todos lleguen a un acuerdo a través del diálogo y terminen resolviendo el problema de manera pacífica.
– Mediación. Se suele recurrir a esta técnica cuando los conflictos laborales han llegado a un punto muerto. Aquí, la persona mediadora suele ser ajena al problema y trata de crear un ambiente propicio para que las diferentes partes se entiendan, facilitando la comunicación entre las partes.
– Indagación. En esta técnica, se solicita la intervención de uno o varios expertos en la materia del conflicto. Su función es evaluar la situación en profundidad y recomendar las acciones más adecuadas para encontrar una solución eficaz.
Finalmente, hay algunos tips que te harán afrontar todos los problemas de mejor manera: practica la autogestión emocional antes de intervenir en algún conflicto para poder abordarlo objetivamente; analiza la causa raíz que ha provocado el choque; fomenta la cultura del feedback y sé un modelo de comunicación efectiva. En definitiva, gestionar y manejar conflictos en el trabajo con empatía y flexibilidad fortalecerá a tu equipo y consolidará tu liderazgo.