Muchas personas emprendedoras, cuando dan vida a sus ideas de negocio, deben hacer frente por sí mismas a determinadas áreas sin ser expertos en ellas antes de poder acudir a un tercero que las gestione. Entre todas, hay una muy temida: las finanzas.
Son muchos los términos que se deben tener claros y, además, hay numerosas herramientas y estrategias que deben controlarse para el buen funcionamiento de la empresa. Pero no te preocupes, no estás solo. Para que puedas hacer frente a las finanzas de tu compañía, hemos preparado este artículo en el que nos adentraremos en una herramienta financiera imprescindible para toda empresa: el flujo de caja o cash flow, lo que te permitirá conocer detalladamente la capacidad de tu compañía para generar efectivo a través de sus operaciones diarias. ¡Toma nota!
El Cash flow operativo
Como adelantamos al comienzo, el flujo de caja es una herramienta fundamental para poder evaluar la salud financiera de tu empresa. Podemos distinguir tres tipos principales, aunque nos centraremos en uno de ellos, el cash flow operativo, debido a su importancia directa en la evaluación de la viabilidad y sostenibilidad de tu negocio. Pero para que puedas conocer las diferencias, te explicamos brevemente entre cada uno de estos tipos
- – Flujo de caja operativo. Permite determinar la cantidad de dinero que una empresa genera y gasta con su operativa comercial, es decir, las entradas y salidas de dinero relacionadas con su negocio principal en un periodo de tiempo determinado. Eso permite conocer la capacidad de la compañía para generar efectivo a través de su actividad principal.
- – Flujo de caja de financiación. Se compone de los movimientos en efectivo que se relacionan con la actividad de financiación de la empresa ajena a su actividad. El análisis de este flujo permite comprender cómo la empresa obtiene los fondos necesarios para operar.
- – Flujo de caja de inversión. Hace referencia a cómo se emplean los recursos financieros para el crecimiento del negocio, es decir, mide la cantidad de dinero ingresada o gastada en inversiones. Es una manera de conocer cómo la empresa gestiona sus recursos para el crecimiento futuro.
- Llevar una gestión adecuada del cash flow operativo de tu empresa te permite saber la liquidez de tu compañía y cumplir con tus obligaciones de pago, conocer tu capacidad de crecimiento y tomar decisiones informadas y estratégicas. Ahora bien, ¿cómo puedes asegurarte de que administras correctamente el efectivo que tiene tu empresa? Para ello hay una serie de acciones y prácticas enfocadas en su gestión efectiva que debes emplear:
- – Realizar un análisis detallado. Debes revisar de manera frecuente tu cash flow para poder adelantarte a posibles riesgos y oportunidades. Estas evaluaciones son especialmente importantes en escenarios de crisis.
- – Hacer previsiones realistas de tu flujo de caja. Ten un presupuesto detallado que te permita conocer todos tus ingresos y gastos. Además, a la hora de realizar previsiones, incluye en ellas un margen de error en el presupuesto que te permita hacer frente a imprevistos o cambios, anticipándote así a posibles gastos futuros.
- – Controlar las entradas y salidas de efectivo. Mantén un control estricto de todo el dinero que entra y sale en tu empresa y asegura que las salidas no superen a las entradas.
- – Cumplir con tus obligaciones. Paga todas tus facturas, deudas y obligaciones a tiempo.
- – Racionalizar tus gastos. No gastes por gastar, analiza lo que pagas y busca posibles áreas de ahorro. Investiga alternativas más económicas y elimina gastos innecesarios para poder mantener un flujo de caja saludable.
- – Cobrar lo antes posible. Una manera de mantener un cash flow positivo es asegurar que tus clientes o terceros te pagan lo antes posible, un retraso en estos cobros podrían tambalear la economía de tu negocio.
Cómo calcular el cash flow de tu empresa
Pero no solo basta con saber qué es el flujo de caja, sino que también es esencial entender la fórmula para calcular el cash flow de tu empresa y así poder gestionarlo y administrarlo. Esta es:
Flujo de caja= EBIT(Beneficio antes de impuestos e intereses) + amortizaciones + provisiones + cuentas por pagar – cuentas por cobrar
Para que no quede ninguna duda te desglosamos aquí la fórmula:
- – EBIT (Earnings Before Interest and Taxes). Representa el beneficio operativo de tu empresa antes de considerar los gastos de impuestos e intereses.
- – Amortizaciones. La depreciación del valor de tus activos fijos (maquinaria, equipos, etc.) a lo largo del tiempo. Aunque contablemente es un gasto, no implica una salida real de efectivo, por lo que se suma para reflejar el efectivo generado.
- – Provisiones. Son las reservas que tiene una empresa para hacer frente a posibles contingencias.
- – Cuentas por cobrar. Son los derechos de cobro por parte de tus clientes o de terceros bien por que les hayas vendido bienes o por servicios a crédito.
- – Cuentas por pagar. Son los pasivos que representan las cantidades que adeuda tu empresa a terceros o proveedores.
Esta fórmula da respuesta a una confusión común: no, no es lo mismo el cash flow que el beneficio de la empresa. Si bien, aunque este último refleje la diferencia entre los ingresos y los gastos de tu negocio en un periodo de tiempo, puedes tener una empresa rentable, pero tu cash flow no necesariamente tiene que ser bueno, porque, por ejemplo, tus clientes se hayan retrasado a la hora de paga.
En este sentido, es obvio que el objetivo habitual es que el flujo de caja sea positivo, porque significa que entra más dinero del que sale en tu empresa. De lo contrario, podrías estar gastando más de lo que ganas y si esa situación se mantiene a largo plazo, te puede generar problemas como falta de liquidez para hacer frente a pagos obligatorios.
Pero cuidado, no siempre un flujo de caja que es positivo es señal de que todo vaya bien. Por ejemplo, un flujo de caja positivo podría serlo porque estés tardando demasiado en pagar a tus proveedores, lo que no es sostenible a largo plazo. Por otra parte, uno negativo podría ser el resultado de una inversión estratégica, por lo que no tiene que significar algo malo. Por ello, la clave es analizar el flujo de caja con todo el contexto e información que le rodea en mente para, de esta forma, interpretarlo correctamente.
En definitiva, el flujo de caja es una herramienta esencial para entender la salud financiera real de una empresa más allá de su rentabilidad contable. Saber gestionarlo correctamente, especialmente el flujo de caja operativo, te permite tomar decisiones estratégicas, anticiparte a posibles problemas de liquidez y asegurar la sostenibilidad de tu negocio.